Los dibujos prohibidos de Serguéi Eisenstein
por La Consultoría
Ciudad de México, octubre 2022
Tiempo estimado de lectura: 25 minutos
El proyecto expositivo de Damián Ortega “Circo erótico. Serguéi Eisenstein: dibujos” se presentó en kurimanzutto del 10 de septiembre al 8 de octubre, e incluyó 124 dibujos eróticos del reconocido artista ruso, que en su conjunto formaron una bacanal de imágenes explícitas. La muestra se originó desde la preparación y publicación del libro Serguéi Eisenstein. Dibujos eróticos, que fue publicado el año pasado por la editorial Alias, fundada por Damián hace unos años. Los llamados “dibujos eróticos” de Serguéi no han sido mostrados con frecuencia. Aquí te contamos todos los secretos en torno a esta faceta poco conocida del afamado artista ruso, quien utilizó el discreto y espontáneo medio del dibujo como estrategia perfecta para explorar con libertad escenas sexuales fantasiosas y expresivas.
El libro y la exposición
Tanto el libro como la exposición en la galería fueron iniciativas de Damián, y ambos proyectos son el resultado de un excepcional trabajo de gestión llevado a cabo por el artista y kurimanzutto con distintas instancias internacionales. La mayoría de los dibujos compilados en el libro provienen de tres instituciones: el Museo del Hermitage de San Petersburgo, la consultoría de arte Stephenson Art localizada en Londres, y la galería de arte contemporáneo Alexander Gray Associates, radicada en Nueva York. Además, también contiene algunos ejemplares provenientes del Museo del Estanquillo de la Ciudad de México.
El libro incluye un texto de Maria Haltumen, la curadora que facilitó los dibujos del Hermitage, además del escrito del historiador del arte Jean-Claude Marcadé que ya había sido publicado en París en 1999 bajo el título de S.M. Eisenstein, Dessins secrets. Las reproducciones de los dibujos que pueden encontrarse en el libro bien podrían considerarse como facsímiles, porque el tamaño de la edición es muy similar al formato carta de la mayoría de las imágenes originales. Algunas piezas incluidas en el libro pudieron apreciarse en la exposición de kurimanzutto y pertenecen a una colección privada proveniente de Inglaterra.
Por su parte, casi todos los dibujos mostrados en kurimanzutto datan de 1933 a 1948 y fueron hechos después de la estancia de Serguéi en México. Sin embrago, entre ellos se encuentran algunos dibujos que no tienen fecha y que fueron realizados en hojas de papel membretado del Hotel Imperial de Paseo de la Reforma, lugar donde el artista ruso se hospedó en la Ciudad de México cuando trabajó en la película ¡Qué viva México! a finales de 1930 y principios de 1932. Estilísticamente, todos estos dibujos son semejantes.
Algunos dibujos son una combinación de actos sexuales con acrobacias fantásticas que se presentan flotando en un espacio indeterminado. Otros representan en concreto figuras mitológicas, religiosas o arquetipos de una masculinidad y una feminidad sexualizada, como marineros, militares y prostitutas. Tanto los personajes de otros mundos como los terrenales se encuentran en posturas retorcidas o imposibles, en situaciones sexuales explícitas fuera de lo ordinario. Así, en los dibujos pueden encontrarse figuras semejantes a ángeles y esfinges copulando, a caricaturas de dioses grecorromanos o héroes con partes de animales, imágenes cliché de mexicanos candentes usando sombreros o racializados con rasgos negroides, e incluso, árboles lujuriosos.
Varios dibujos cuentan con una línea muy limpia y continua, pero hay los que exploran la representación del volumen en las carnes y los cuerpos mediante una suerte de achurados difuminados. En general, los medios materiales con los que los dibujos fueron realizados son bastante elementales. Serguéi utilizó lápiz, bolígrafo y dos o tres colores de madera, mientras en otros se nota alguna especie de grafito o carboncillo. Estos medios fueron usados por sí solos o en ocasiones mezclados entre sí, sobre papeles sencillos como hojas de tamaño carta o de algún cuadernillo de papel bond o revolución. En México el artista también dibujó en hojas para uso de los huéspedes del Hotel Imperial de la Ciudad de México y de la Hacienda de Tetlapayac en el Estado de Hidalgo.
Uno de los dibujos de mayor impacto visual es un conjunto de varias figuras que se relacionan en un festín erótico y fantástico en torno a un personaje gigantesco. Este dibujo pertenece a la colección del Museo del Estanquillo en la Ciudad de México y aparece al inicio del libro, documentado con una fecha de 1931 bajo el título Variedades de la pérdida (retrato de Elías Nandino). Esta fecha corresponde a los días en que Serguéi estuvo en México y conoció a los artistas contemporáneos nacionales. Al parecer, también se encontró con el poeta Elías Nandino, cuya literatura llena de insinuaciones eróticas pudo haber producido una afinidad artística más cercana con él, lo que llevó al artista ruso a realizar un dibujo tan delirante, lleno de cuerpos dedicados a actividades eróticas, al punto de considerarlas como fantásticas y hasta poéticas.
Elías Nandino (1900-1993) ejerció su homosexualidad en una sociedad que consideró esta orientación como una enfermedad incluso hasta los años setenta, ampliamente castigada con el rechazo social. Lo anterior llevó a Elías a vivir una homosexualidad a veces oculta y otras de manera abierta y orgullosa, pero distanciándose de lo afeminado y dramático, como la que expresaba otro poeta mexicano reconocido, Salvador Novo. Serguéi parecía vivir una especie de relación similar con su propia sexualidad, presionado por el conservadurismo ruso, soviético y revolucionario que a su vez era heredero de la moralidad cristiana ortodoxa. Sólo podemos imaginar el encuentro que pudieron haber tenido estos dos artistas en el círculo bohemio de la vanguardia mexicana, y el impacto que esta relación tendría para Serguéi, que desembocó en la producción de sus dibujos más transparentes respecto a su sexualidad.
Los dibujos eróticos de Serguéi que comenzaron su producción en México son en general humorísticos y bizarros. Expresan encuentros sexuales que pueden ir del encuentro homosexual entre los arquetipos del macho y del afeminado, de toreros o marineros, a ogresas poderosas con una temible hambre sexual que devoran hombres pequeños. El gigantismo será repetido en otros tantos dibujos donde hay hombres de gran tamaño dominando a uno que parece más femenino. Esta representación de roles en la homosexualidad denota las expectativas de una sociedad binaria que proyecta dichos parámetros incluso en las prácticas gays. Pero no todos los dibujos de Serguéi son así. En otras piezas, los cuerpos masculinos son representados de forma más equitativa, mientras que en otros tantos la diferencia radica en cambios de dimensión o expresión visual, llevados acabo posiblemente con un fin dramático para enfatizar la composición y el carácter efusivo de la acción. Recursos semejantes vemos en la producción cinematográfica de Serguéi, donde puede distinguirse el uso de encuadres de acercamiento o de ángulos pronunciados.
En este tipo de imágenes el humor puede funcionar como una especie de shock que supera los límites de la moral. En algunas teorías del psicoanálisis el humor se considera tanto un arma defensiva contra la censura de la consciencia, como una manera de trascenderla o de aminorar su autoridad. Dichas tácticas ayudan a igualarnos ante lo que nos oprime, por lo que el humor de la parodia y la sátira puede aplicarse a grandes sistemas sociales para poder observarlos de igual a igual, criticarlos, comentar lo que era tabú o prohibido y quitarles el poder simbólico que ejercen sobre nuestra psique. Lo anterior resulta especialmente útil frente a sistemas tan represivos como lo fue el catolicismo, que impuso un control social y sexual desde el modelo moral burgués, y que aunque se presente de forma laica también bebió de las fuentes de la moralidad judeocristiana para desarrollar sus arquetipos de conducta colectiva.
Hay series de dibujos que plantean composiciones también fantasiosas pero que incorporan elementos católicos sexualizados, lo que sugiere que Serguéi los percibía como símbolos culturales de la algarabía social en México unida al ámbito religioso, panorama que se distinguía considerablemente de la perspectiva ortodoxa bajo la que el artista fue criado en Rusia. Al ver esta mezcla de mundos, es entendible que Serguéi incluyera las situaciones sexuales enmarcadas por objetos y acciones rituales y metafísicas como parte de la relación entre lo mundano y lo religioso.
En esta serie no deberíamos leer necesariamente una intención blasfema o de crítica a la iglesia, pues Serguéi no tenía motivos para quejarse de una religión que no era suya y que no conocía tan bien, aunque sí se observa una postura crítica hacia los puntos más cuestionables de la iglesia. Al parecer se trata más bien de un intento de plasmar su fascinación por el apasionamiento con el que se practicaba la religión en México, algo que debió parecerle muy cercano a la energía sexual. A lo largo de la historia del arte y del catolicismo, es conocido el vínculo poético entre el éxtasis religioso y lo erótico, o del sexo como inicio del drama humano en la historia de Adán, donde Eva y la serpiente son los incitadores del deseo y del conocimiento.
Por otro lado, la museografía y el montaje de la exposición en kurimanzutto no se limitó a la presentación de los dibujos sobre los muros de la galería, sino que se construyó un amplio pasillo al centro del espacio para propiciar un escenario de privacidad al recorrido. El color rojo y gris de las paredes simbolizan la gama de color estructurada por el constructivismo ruso, que contrastaba con la elementalidad formal de los dibujos de Serguéi, cargados de una fuerte emotividad sensorial. La iluminación general tendía a las tonalidades cálidas, de baja intensidad, en correspondencia a los lineamientos de conservación de los dibujos, pero que a su vez resultaba en un entorno muy acogedor. Estos elementos, así como el pequeño formato de los dibujos, obligaban al espectador a acercarse a las obras, generando un mayor contacto, casi corporal, con la obra.
La propuesta curatorial de kurimanzutto enfatizó la intimidad de los conceptos de Serguéi, acompañados por el derroche táctil y sensorial que reflejaron los otros elementos museográficos: algunos relieves en madera de pino y a escala casi humana inspirados en los dibujos de Seguéi y realizados por Damián Ortega, el montaje de papeles picados en el patio frontal o los lápices bicolor que se vendían en la librería de la galería. Los diseños de los papeles picados de distintos colores que se instalaron en el patio de la galería fueron hechos a partir de los dibujos de Serguéi y se produjeron en un taller artesanal especializado en la producción de este motivo tradicional mexicano. Tanto lo tridimensional de los relieves de madera como el colorido de los papeles completan y apoyan conceptualmente la sensorialidad exaltada que puede verse en los dibujos de Serguéi.
Psicoanálisis y automatismo erótico
Los dibujos de Serguéi sorprenden en primera instancia por su fluidez, imaginación y erotismo fuera de las normas sociales de la época. Pero un análisis más profundo sobre el contexto en el que fueron creados nos permite comprenderlos como un reflejo de la vida y la cultura del artista. La influencia fundamental fue haber nacido en una familia mezclada, de origen judío alemán por parte de su padre y cristiano ortodoxo por parte de su madre. Desde el punto de vista del psicoanálisis, podría decirse que el abandono de su madre a los 10 años debió haber sido determinante para la expresión de sus impulsos sexuales y después, las diferencias políticas con su padre, que trabajaba para el gobierno zarista como arquitecto. Más tarde, la rivalidad entre ellos se acentuaría estrepitosamente cuando Serguéi se unió al Ejército Rojo y su padre al Ejército Blanco, convirtiéndolos en enemigos declarados.
Serguéi expresó recordar a su madre como una donjuana, con una personalidad sexual muy fuerte, tal vez reflejada en los personajes femeninos de los dibujos que expresan una intensa potencia sexual, y muchas veces, una voracidad superior a la masculina. Las radicales diferencias con su padre debieron haberlo hecho experimentar la fragmentación de los límites fundamentales del hogar y de la estructura de la personalidad primigenia, llevándolo a buscar su propio camino. La ruptura con su familia en los años formativos de su adolescencia, pudieron haber influido en el desarrollo de una personalidad experimental en cuanto a la profesión y relaciones personales del artista.
Quizás, esta lectura psicológica del entorno familiar no se encuentra muy lejos de lo que Serguéi pudo haber interpretado acerca de sí mismo, porque así como muchos artistas de la época, él también era un asiduo estudiante de las teorías del psicoanálisis. Posiblemente Serguéi veía en su propia experiencia el ímpetu para emanciparse de la influencia paterna y sublimar el abandono e independencia sexual de su madre, así como su propias tendencias homosexuales, mediante dibujos obscenos. La intención de suplir o proyectar el impulso sexual en la práctica artística pudo haberse asentado como resultado de sus visitas al Instituto para la Ciencia Sexual Magnus Hirschfeld, con sede en Berlín, donde se interesó en el estudio de la homosexualidad, en un intento de tratar de desvincularse de ella o justificarla como un rasgo intelectual.
Siguiendo la corriente vanguardista de su época, Serguéi vio en el psicoanálisis una vía para liberar los deseos e impulsos reprimidos por la sociedad occidental, y utilizó la estrategia del automatismo artístico o la libre expresión de imágenes en sesiones creativas, llevadas a cabo en episodios de introspección y catarsis personal. Esta forma de creación resulta en el hecho de que los dibujos puedan organizarse en grupos. Los dibujos de Serguéi son siempre series de un concepto determinado o de una experiencia sensible o inconsciente, por eso deberían mirarse como conjuntos.
En el libro Serguéi Eisenstein. Dibujos eróticos las obras se agrupan a partir de las series en las que fueron producidas, mientras que en la exposición “Circo erótico. Serguéi Eisenstein: dibujos” no todas las piezas fueron colocadas dentro de su serie original, a veces se presentaron por grupos de afinidad temática aunque hubiesen sido producidos en momentos distintos. Si bien es cierto que esta organización expositiva evidenció que los dibujos fueron realizados grupalmente en sesiones de producción serializada, también logró mostrar que las obras pertenecían a un mismo universo psicológico, a pesar de los años que separaban la realización entre unos y otros. Esto fue especialmente sorprendente al observar un dibujo de los años treinta al lado de uno producido una década después, ambos mantenían una correspondencia, e inclusive un diálogo. Así, puede deducirse que en la psique el tiempo no existe, por lo que la mente puede estar deambulando sobre las mismas referencias durante largos periodos.
Erotismo y vanguardia artística
En los dibujos pueden verse las influencias artísticas que nutrieron la estética y el pensamiento de Serguéi. La primera puede ser la de algunos dibujantes populares nórdicos, como el alemán Wilhelm Busch y el noruego Olaf Gulbransson. La influencia se revela en el uso de la línea simple y de una representación en forma de viñeta que narra escenas vinculadas a historias, sucesos o cuentos. El hecho de ser hijo de un alemán, cuya cultura de fábulas era muy nutrida al igual que en Rusia, debió haber tenido un impacto en Serguéi. En la fábula es común la representación de animales humanizados que incluyen una sexualidad impulsiva que reta a la moral, como la del cuentista ruso Alexandr Afanásiev, cuyo repertorio incluye escenas de sexo entre animales humanizados y que era conocido en la cultura oculta y alternativa rusa.
El trabajo de Serguéi también es conocido por las influencias que las Vanguardias históricas del siglo XX tuvieron en él, como el constructivismo y el futurismo rusos que fueron puestos al servicio del socialismo. Esta influencia era inevitable, pues al enrolarse en el Ejército Rojo, Serguéi pasó inmediatamente a formar parte de la Organización Cultural Proletaria o Proletkulk. En ambas instituciones se inició como ilustrador de propaganda soviética, decorador y director de teatro para el pueblo. En general, podemos entender la vocación de los artistas revolucionarios rusos por la experimentación formal como una voluntad para diferenciarse de la estética clásica zarista precedente.
En el ámbito artístico fuertemente influido por la Europa burguesa y vanguardista, el artista ruso conoció también el surrealismo, en el cual debió haber encontrado una resonancia con sus intereses por el psicoanálisis. Existen también otros ecos o semejanzas entre Serguéi y algunos artistas de la vanguardia de su época: el uso de la línea continua en algunos dibujos de Picasso, o en los dibujos eróticos de Jean Cocteau, en donde los personajes parecen flotar en un espacio liminal sin referencias de ningún sitio específico. Además, Jean era su amigo y vivía su homosexualidad de manera abierta, como lo demuestran los dibujos explícitos que creó en torno al tema. Esto debió haber confrontado a Serguéi con su propia sexualidad e incluso animarlo a expresarla mediante el dibujo, un arte privado que no estaba comprometido con su trabajo oficial.
Además de los contenidos locales que podían encontrarse en la escena artística europea, Serguéi conoce el legado japonés que llegó a Occidente a través de la filosofía, la escritura, el teatro y la gráfica, como la mayoría de los artistas modernos. Dicha influencia es evidente en la línea de la estampa ukiyo-e y de la representación de temas populares y sexuales en las imágenes japonesas. De este estilo, pueden mencionarse los dibujos eróticos de Kitagawa Utamaro.
En japonés, ukiyo significa literalmente mundo flotante. Este término se refiere a lo efímero del placer mundano o de las actividades que no tienen que ver con el mundo sagrado. Como tal, se relaciona con cualquier actividad cotidiana o que otorga algún placer carnal completamente opuesto a lo espiritual. Para las prácticas budistas japonesas de ese entonces, este tipo de placer era considerado como ilusión, un círculo vicioso de búsqueda de placer que sólo conllevaba al engaño mental alejado de la realización humana. En este contexto, es importante que los japoneses decidieran darle un lugar a la representación de lo mundano que se supone debería evitarse.
En contraste con el budismo —una práctica que provenía de India, donde la religión se basaba en el uso de todos los sentidos para la adoración y la introspección filosófica y espiritual—, el ukiyo-e encarnaba una especie de religiosidad en negativo, donde era posible la representación de lo sensorial, tachado como profano por el budismo. La influencia de este arte japonés en la obra de Serguéi se traduce en la importancia de lo sensual en lo cotidiano, tanto corporal como psicológicamente, pues el énfasis temático que vemos en el arte del mundo flotante japonés aparece también en los dibujos del artista ruso. El cuerpo como medio de expresión parece cumplir una función similar en ambos casos, con una fuerte carga emocional capaz de liberar los modelos represivos de la cultura.
Además del orientalismo o japonismo, otras visiones de la estética no-occidental o de la antigüedad europea forman parte de las influencias simbólicas de Serguéi, al igual que sucedió con muchos de los artistas modernos que buscaban en el anacronismo y en las tierras extranjeras un espacio de libertad para su sensibilidad reprimida. Los temas bíblicos se expresan como parte de una energía primigenia, de ahí su vínculo con lo sexual. También sirven para ello personajes inspirados en mitos griegos o en otros seres fantásticos pertenecientes a diferentes culturas, como los ángeles, que podemos encontrar en la antigüedad desde Medio Oriente hasta el Mediterráneo.
Por último, otra influencia artística que marcó la producción de Serguéi fue el expresionismo alemán, que restaba interés a la representación naturalista en favor de la expresividad. Serguéi experimentaría personalmente este movimiento durante su estancia en Berlín en 1929. Es aquí donde el artista ruso también entraría en contacto con las imágenes gráficas de José Guadalupe Posada y del folclore mexicano, en el que ve reflejado —en términos psicoanalíticos— el eros de la vida y la muerte, pero festejados en una narrativa colorida y picaresca acompañada de una fuerte línea expresiva de altos contrastes.
Cine y estampa
En el trabajo de Serguéi encontramos un uso narrativo de la imagen que se abre a una interpretación irracional y mitológica derivada de su amplia erudición y fantasía personal. Las imágenes resultantes, de tipo viñeta, comunican las ideas haciendo uso de escenas simples y sintéticas al combinar cierto naturalismo con una expresión libre en cuanto a la forma y el gesto de los personajes.
Este estilo visual se relaciona con la filmografía característica del artista ruso, derivada de su experiencia como parte del teatro de la Proletkult, cuyo contexto de alta experimentación y libertad técnica lo llevaron a estudiar dirección teatral y a desarrollar un innovador método de montaje visual de un alto impacto conceptual, primero en la escena teatral y luego en la edición cinematográfica, como una yuxtaposición de imágenes con gran carga emotiva para producir un concepto nuevo.
En Serguéi, la idea del montaje surge de una fuente inesperada: el pensamiento oriental que estudió en la escritura japonesa, derivada de la caligrafía china, en donde se combinan signos con significados independientes para formar nuevas ideas al conjuntarlos. Más que un orientalismo, encontramos aquí un ejercicio de traducción mental de una forma de pensar no-occidental que nutre el procedimiento del pensamiento de vanguardia europeo.
En cuanto al dramatismo de los personajes y de la escena, puede enlistarse una influencia más proveniente de la estampa japonesa: la desproporción del tamaño de los elementos presente en la obra de artistas como Katsushika Hokusai y Toshusai Sharaku, quienes utilizaron la desproporción anatómica y espacial que Serguéi interpreta como un recurso para dar fuerza a la expresión. Esta desproporción se observa tanto en la composición de algunos de los dibujos eróticos como en algunos encuadres cinematográficos de Serguéi.
Para el artista ruso, la revolución del montaje cinematográfico se basaba en la escasez de movimientos de cámara, compensados por el blocking de los personajes —usando incluso un tripié inmóvil—, o por la yuxtaposición de tomas con imágenes de encuadres distintos entre sí que al ser montados en secuencia producían una ilusión de dinamismo. Esta técnica fue creada por Serguéi para dotar de fuerza dramática a la narrativa. Dicha edición suponía un rompimiento con la estructura clásica de continuidad visual, aplicando en su lugar el choque de elementos con diferentes encuadres y cualidades emocionales.
En última instancia, el arte de Serguéi se deriva tanto de su formación en la Proletkult y el contexto de rica experimentación de las primeras Vanguardias del siglo XX, como de la relación con la cultura popular europea y no-occidental, en la que el artista vio reflejada un proceso psicoanalítico de liberación mental. También puede destacarse la sensibilidad personal y el drama sexual que, reunidos en una sola expresión, crearon un mundo desde la perspectiva del inconsciente del artista, uniendo la fantasía con la experiencia del mundo real. A la vez, en los dibujos eróticos de Serguéi aparece la narrativa de viñeta utilizada en su montaje cinematográfico, en donde una sola escena se presenta como un sistema de significado completo en sí mismo, llena de gestos que funcionan como kanjis chinos, quietos pero evocadores. Y así como las imágenes en secuencia forman los conceptos de sus películas, los dibujos eróticos serializados también conforman significados, aunque tal vez más evocativos y libres en interpretación, realizados fuera del formato de un guión cinematográfico.
Fuentes de consulta
Gerardo Bustamante Bermúdez, “Atisbos homosexuales en la poesía de Elías Nandino”, en Signos Literarios, vol. XIII, núm. 26, julio-diciembre, 2017, Universidad Autónoma de la Ciudad de México, pp. 72-93. Disponible en línea.
Ian Christie, Sergio Raúl Arroyo y Paula Astorga, charla sobre el documental Un viaje a Tetlapayac (2022), Cineteca Nacional, Ciudad de México, 11 de septiembre del 2022.
Jean-Claude Marcadé, “Los dibujos secretos de Su Majestad Eisenstein”, traducción de Susana E. Echeverría, en Serguéi Eisenstein. Dibujos eróticos, Ed. Alias, Ciudad de México, 2021. pp. 97-118.
Maria Haltumen, “Los juegos de Eros”, traducción de Selma Ancira, en Serguéi Eisenstein. Dibujos eróticos, Ed. Alias, Ciudad de México, 2021. pp. 7-22.
Recorrido para prensa a la exposición “Circo erótico. Serguéi Eisenstein: dibujos”, impartido por Damián Ortega, kurimanzutto, Ciudad de México, 8 de septiembre de 2022.
Sergio Raúl Arroyo, Eisenstein el terrible, en página web de kurimanzutto. Disponible en línea.